Los colores de la guerra


Porque nos dedicamos a pintar la vida con los colores de la guerra, cortamos el vuelo de la paz y sostenemos las lágrimas de la decepción…

Veamos los manicomios en cada cabeza, callemos las guerras en cada grito de paz, acariciemos los fusiles silenciados; alcemos el rostro para protestar la inconciencia de la muerte innecesaria, de las balas que silban aún en las pesadillas de aquellos que vieron morir a su hermano…

El verde ya no es por la esperanza, sino por el pasto que se muerde al caer; el café ya no es por las raíces de apego, sino que se vuelve la trinchera que pretende protegernos; sin embargo, el rojo nunca deja de ser la sangre que lloramos, que derramamos estúpidamente, que pretendemos colorear un corazón para luego matarlo desangrado con la bala que nunca deja de doler…

Las lágrimas se han teñido de abundancia, las caricias se han pintado de escasez, y las sonrisas se han vuelto la ilusión que el espejo ya extraña…

Si callamos, si escuchamos bien, aún podemos oír el sollozo de la madre, el lamento de aquella viuda recién casada; el berrido del niño que ha visto como la sangre va callando el beso que su padre le regalaba, la mirada que acariciaba de su madre…

Y si dormimos, podemos ver los sueños de aquellos que hoy duermen en paz, los que el mundo ha llamado “locos”, porque han querido borrar esta locura de su mente…

La idiotez humana nunca acaba, porque podemos herirnos siempre, y al momento del perdón clavar el puñal de la traición…

Mis hermanos siguen muriendo, caen desechos de tristeza, muertos de miedo; porque seguimos matando a nuestra misma especie y tenemos el descaro de llamarnos racionales y porque aniquilamos al amor jugando a disfrazarnos de soldados en batallas ilógicas donde vaciamos escopetas en una sola idea…

Y a los colores de la guerra podemos sumarle un color transparente que se va mezclando con el maquillaje, un color transparente que seguiremos llorando, mientras las manos no tomen las flores, y la mente firme el acuerdo con el corazón que se ha de respetar, para ya no expulsar más las lágrimas de la tristeza, del miedo, de la desilusión…

Chantal

domingo, 13 de diciembre de 2009

El amigo de mi inocencia


Observo a la luna bajo un cielo distinto, sin estrellas que iluminen mis pasos, faltante de la inocencia que me hacía ver los sueños convertidos en hadas, las lágrimas convertidas en lluvia…

El firmamento se va llenando de nubes, obstáculos que antes me parecían agradables algodones en espera de que creciera para ser tomados; el sol se va tornando fastidioso y antes era el eterno amigo de rayos amarillos que me llenaba los ojos de felicidad; hoy, al ver al sol entrar como cada día tras las pestañas, se me va llenando la mente de recuerdos, los recuerdos de melancolía…

De pronto, al abrir los ojos, veo un panorama conocido, pero olvidado, pareciera que la niña que un día dominó en mi, me regaló un instante sublime y se dedicó a pegar todas las fotografías en orden hasta lograr un espacio, un tiempo que me hace sentir, que me hace suspirar…

Los pequeños detalles se van volviendo fastidiosos, esas circunstancia que siempre le prometí a mi corazón que no me afectarían, que seguiría apreciando el cruce de un perro, el vuelo de una mariposa o el polen de una flor; pero conforme me acerco más a la muerte, me olvido más de la vida; que el primer amigo, sigue siendo el amigo que mis sueños entienden como definición de cariño; ese amigo que me enseñó a disfrutar las pequeñas caricias, ese amigo que me enseñó a secar las lágrimas con sonrisas y me enseñó el verdadero valor de una amistad; un amigo que siempre será el primero, pero jamás el último; un amigo que mi recuerdo ha tratado de abrazar a la esperanza, que ha tratado de aferrarse al recuerdo, porque los años y los kilómetros han borrado las fotografías y han silenciado su risa…

La conciencia me obliga a revelar este vergonzoso secreto, mientras que sello mis labios, obligándome a callar; es entonces cuando mis manos se disponen a confesar este martirio, que todos sabían, pero yo no aceptaba, esta infidelidad que me ha forzado a esconderme del eterno niño; sí, amigo, perdón, pero le he sido infiel a la inocencia, traté de retenerla, pero la maldad sedujo a mi corazón…

Hoy, con la cara tapada de vergüenza, te confieso que he dejado de creer en el cielo, ya no creo en los cuentos de hadas ni en los finales felices que nos hacían reír; he empezado a creer en las lágrimas y el sufrimiento; cobardemente, con los ojos inundados y la frente cabizbaja, te digo que hubo días en las que soñé que volvíamos a jugar, y noches en donde olvidaba tu existencia, pero siempre tuviste mi amor, siempre tuviste el corazón que fingía regalar, cuando ambos sabíamos que era tuyo, mi fiel amigo…

Algunas noches, mientras callo, puedo escuchar la canción que el río diario entonaba para que el juego no se lo llevara la corriente, para mantener viva la sonrisa de mis ojos…

La inocencia perdida que un día tus ojos me regalaban, hoy se han vuelto la dulce seda que venda mis ojos; los juegos, son hoy el recuerdo que mantiene vivo el latido; y el adiós infantil que un día aniquiló mis pequeñas manos, hoy es la fuerza de la experiencia, la sonrisa disfrazada que me enseñó demasiado acerca de esto que llamamos vivir…

Hoy he encontrado la inocencia del pasado, la inocencia que un día tus travesuras me regalaron, que tu sonrisa borró la injusta tristeza infantil; mi pasado hoy es la mariposa que tristemente voló, dejando el capullo donde nacían las chiquilladas, roto y desgarrado…

En sueños, seguía recordando la paz que tus ojos un día me brindaron; el olor a lluvia me trae recuerdos de cuando nuestras manos tentaban a la inocencia; sigo siendo esa niña que desea jurarte, abrazados, eternas locuras que reprimí en el intento de crecer, en un intento fallido de poder madurar; quiero volver a ser la inocencia de la vida, la ingenuidad del despertar; quiero que me creas, que sigo siendo la niña que quiere jurarte abrazarte cada lágrima que no quieras derramar, cada sonrisa que se vuelva la máscara que quieras vestir…

Hoy se, que la amistad se escribe con tu nombre, la belleza se explica con tu mirada, las estrellas habitan en tus labios declamando la poesía que tu sonrisa susurra; hoy se que mi definición de amigo no la puedo encontrar en un diccionario, o en la vida diaria, porque el ejemplo de amigo lo tomo contigo…

Por eso, hoy que tu mirada vuelve a mi vida, ayúdame a recordar lo que he olvidado; mantén sutil a la niña para que siga viva la inocencia que quiere abrazar los sueños que no has podido despertar; sigamos jugando a ser adultos, pero mantengamos a flor de piel aquella inocente sonrisa infantil que pretende pintarse de malicia…

Y así, llega otra vez el amigo que me enseñó a sonreír, y me devuelve la esperanza de un pasado más presente; vuelve el amigo que en sueños seguía añorando, y las lágrimas seguían tiñendo el presente de su aroma, de sus recuerdos…

Hoy, regresa a mi el amigo que toda la vida he querido junto a mi, y que la inocencia hoy lo vuelve a acoger en mi vida…

Chantal

sábado, 28 de noviembre de 2009

A mi hermana



El silencioso ruido de la noche me sigue gritando que estamos solos; el constante goteo de la lluvia sobre mi cabeza me sigue diciendo que siempre hay gente a nuestro lado; voy escuchando como el corazón late y me va susurrando que no importa que tan solos estemos, siempre existirá un ángel junto a nosotros, un hermano, un amigo disfrazado de la misma sangre; porque no importa que tan sola me sienta, siempre existes tu junto a mi…

Amiga, tú siempre estás cuando más necesito de un oído, de una palabra o incluso del silencio; no importa que tan negro esté el cielo, siempre encuentras mi mano para no dejarme caer, e iluminas mi camino para reanudar mis pasos; siempre sabes qué decir cuando a la vida se le han acabado las poesías que recitarme, y encuentras la sonrisa perfecta para acallar mis lágrimas…

Cuando mi vida se ha llenado de maleza y odio, siempre me ayudas a encontrar el sol oculto, siempre me demuestras que detrás de cada imperfección existe la belleza; me permites llorar cuando mi garganta ha cesado de gritar, pero después devuelves al corazón una brisa de esperanza por un mundo infestado de paz…

No importa si mis ojos se han cegado o mis pasos se han caído, no importa si mis palabras he callado o la esperanza se ha esfumado, se que siempre vendrás y me ayudarás a sonreír y a no dejarme morir…

Así que, hermana, déjame ser esa amiga disfrazada, la que baila de cabeza por verte esbozar una pequeña sonrisa; déjame ser la amiga disfrazada de hermana que por hacer que tus lágrimas cesen, toma una estrella y la pone en tu corazón; no importa que tanto se esté cayendo el cielo a gotas, siempre existirá el arco iris…

Déjame ser esa amiga que todos los días se disfraza de tu misma sangre para poder ser tu hermana, para poder decir te quiero y poder espantar a las pesadillas que te acosen; déjame sólo ser tu hermana y decirte que en mí puedes encontrar a la persona que te apoyará incondicionalmente sin importar la distancia, o la situación en la que me encuentre…

Nada más déjame ser la hermana del ángel que siempre anima a mi corazón…

Chantal

Pueden quemar mil veces mis alas...


Hoy inicia un sueño, hoy muere una desilusión; hoy perecen las lágrimas, hoy nace la sonrisa que ha de dejarme sobrevivir en este mundo que se cae a pedazos, entre mentiras, hipocresías y traiciones…

Hoy he abierto los ojos, he decidido despertar para hacer realidad el sueño que me permita vivir, he decidido vivir mi vida como siempre lo soñé, como nadie quiere ver, como todos quieren criticar…

Y no me importa, pueden quemar mil veces mis alas, pero seguiré emprendiendo el vuelo, porque los sueños que ayer dormí, esta noche despertaré para hacerlos realidad; pueden hurgar en la herida en carne viva, porque los golpes que las caídas me han dejado, hoy no son más que cicatrices que tienen el dolor del recuerdo, la dicha de la enseñanza, el placer de saberme hoy en pie…

Los pensamientos habían echado raíces en la mente, los pasos se habían sentado y los sueños un día apagaron mi estrella, pero he secado los ojos y he desamarrado las manos; he descubierto la manera de estar, pero sin estar, de sonreír, aún sin sentir felicidad; de cumplir mis sueños, aún después de haber dormido…

Por eso hoy, pueden quemar mil veces mis alas, pero me las seguiré ingeniando para zurcirlas y no dejar de emprender el vuelo que me lleve a cumplir mis sueños…

Chantal

viernes, 27 de noviembre de 2009

Y aquí me quedo yo...

Y aquí me quedo yo, una vez más, mirando el mar, hasta que llegues a desarmarme con un beso y me quites el aliento de los versos…

Las hojas que un día el viento meció para que acariciaran tu cuerpo, hoy son el papel que va cortando la sonrisa, que va grabando estas letras que me desgarran el corazón; la tinta que va declamando tus besos, va agotando los latidos, y cada suspiro es el abrazo que ha quedado vacío, el susurro que ha silenciado las lágrimas…

Mientras acaricias mi espalda, yo sostengo la palabra en este beso que muerdo, tu mirada congela el latir de las caricias; la tina donde bañamos nuestros deseos, hoy ha preguntado por tu cuerpo; la cama donde planeamos el futuro en las estrellas, hoy ha preguntado por tus sueños…

Y se me está saliendo de las manos, estoy perdiendo el control, el amor no puede volver a herir el cicatrizado corazón, un amor que ya se acabó, un amor que ya no desgarra las venas de traición…

Y sí, aquí me quedo, una vez más, mirando el mar hasta la eternidad, porque se que ya no llegarás, se que no volverás a la felicidad que finges tener con alguien más…

Y aquí me quedaré yo, fingiendo también amar a alguien que no se parece a ti; adiós amor, que mientras tu te vas, aquí me quedo yo, cuidando el lugar donde nos amamos, escribiendo sobre el suelo donde nos deseamos…

Sí, mi amor, aquí me quedo yo, a esperar tu regreso en otra vida, a esperar a que la luna termine de cubrir esta oscuridad, en la que yo pueda olvidarte una noche más…

Chantal

El vals de la tristeza

A tí, Maruquita...


Hoy me desperté con lágrimas en los ojos, sin querer levantarme de esta tristeza; no se aún que contestarle al corazón cuando pregunta por ti, después de tantos años no he encontrado las respuestas que puedan a mi corazón recordar el latir que tú un día le enseñaste, esa melodía cargada de felicidad en sus notas…

Hoy no he querido abrir los ojos, porque solo pensar me hace recordar que tú no los has abierto desde hace tantos años, y la herida vuelve a llorar; ese recuerdo infantil se hace tan vívido y el dolor vuelve a despertar el recuerdo de la caricia de tu mano sobre mi cabello…

Y es cierto, no puedo mentirte: que he crecido, es cierto; que he olvidado tantos momentos juntas, también es cierto, pero bien sabes que no se le puede exigir tanto a una memoria que se está estrenando; porque tu abandono fue la primera mancha en esta sonrisa pura, que no sabía aún de tristezas, y aún así, te recuerdo como lo más dulce que mi niñez probó, no entendía porque te ibas y hoy sigo preguntándolo, y cada noche, cuando mis ojos están a punto de dormir y puedo liberarme de todas las preocupaciones que tengo al fingir ser adulta, puedo alejar a la conciencia y volver a rogar al cielo que me preste un segundo más al ángel que cuida de mi, que me permita estar un segundo más junto a ti, para peinar tu blanquecino cabello y poder volver a contar tus arrugas llenas de bondad…

Vuelvo a implorar, con los ojos cansados de llorar, que me preste un instante más dentro de esta fría eternidad, para que tus pasos muestren a los míos como bailar…

Y aquí me encuentro, buscando la pista donde he de bailar con esta muerte ladina, este maldito vals de la tristeza que hoy me retorna a mis seis años, cuando empecé a descubrir la crueldad que la vida maquilla en la belleza de sus atardeceres, en la melodía del río que llenaba mi inocencia de sueños e ilusiones…

Y aquí estoy, temblando por un recuerdo, con el corazón acelerado porque te busca, porque lleva quince años buscándote y no te ha logrado hallar; porque he visto las fotos y he querido volverlas a hacer realidad, cuando mi beso le devolvía un poco de la ilusión que habías olvidado en tu caminar por esta dura vida…

Y aquí me mantengo, con esta lágrima recorriendo mi mejilla, y esta tristeza a flor de piel; y mientras, sigo intentando bailar este tonto vals, sigo declamando súplicas que me puedan llevar hasta donde tú estás…

Quisiera, aunque sea en sueños, volver a la seguridad que tu abrazo me brindaba, volver a inventar la vida para intentar retenerte más tiempo junto a mí…

Porque no me diste la oportunidad de abrazarte un último momento, y en el adiós, poderte decir lo mucho que te quiero y la falta que me ibas a hacer en el transcurso de mi vida; tuviste prisa por apagar los latidos de tu corazón, sin importar que eran el compás que a mis pies gustaban bailar…

Y mientras voy escribiendo, siento como todo mi cuerpo se eriza, las manos se enfrían a pesar que el sol muestra su mejor sonrisa, y yo no se si estoy obligando a mi imaginación a pintarte junto a mi, o es que realmente has venido a leer el sentimiento que con letras intento describir…

Alzo la mirada para retener las lágrimas que no aguantan más, para tentar a la suerte y ver una estrella fugaz que me deje pedir el deseo que sigas junto a mi; aprieto fuerte las manos para no juzgar a esta vida que te arrebató de mi, a esta tierra que goza de tu presencia, mientras yo te sigo añorando…

Y maldigo al tiempo, porque las épocas de nuestras vidas fueron tan distantes que apenas pudimos rozar a conocernos; te escondiste de esta vida que tanto te necesitaba, escondiste tu risa de mi tristeza, y entonces ya no iluminas mi día como muchas veces lo hiciste…

Esta inocencia sigue preguntando por ti, porque mantiene viva la esperanza de que esta noche, en el filo entre dormir y despertar, pueda volver a ser esa niña que protegías y alimentabas con tu amor; sí, porque han pasado quince años y no he logrado secar estos ojos que desesperados buscan tu mirar…

Y podría seguir bailando este vals de la tristeza que me deje seguir tus pasos, podría seducir a esta muerte para que me cuente de ti, pero seguiría sin saber que contestar al corazón cuando pregunta por ti, continuaría en esta oscuridad a tientas, buscando de nuevo tu abrazo, escribiendo un sentimiento que no puedo ni describir, porque te sigo extrañando y así seguirá hasta que mi cuerpo encuentre tus brazos y mi cabello tu caricia…

Chantal

viernes, 13 de noviembre de 2009

Me cansé...



Me cansé de vestir esta sonrisa que ya no quiero fingir, me cansé de zurcir las alas para alcanzar las estrellas que iluminen mi camino; me cansé de declamar a la suave onda que queda sobre la arena, cuando el mar besa tan suavemente las huellas que mis pies han querido marcar…


Me cansé de teñir con colores una vida que las lágrimas han despintado; hoy me he cansado de ver al espejo estos ojos que claman piedad…

Se me ha cansado el corazón de aprender a volver a latir, cuando lo ha entregado todo y lo han roto en mil pedazos; se ha reparado en cada lágrima de sangre…

Me he cansado de unir mis manos en señal de oración, demostrando fe, y a cambio recibir mierda del cielo, cuando mis ojos alzan la mirada perdida para implorar un rayo de luz en esta oscuridad…

Se me han cansado las rodillas de hincarme y suplicar a un Dios que no conozco, a un Dios falso que se ha llevado lo que mi infancia más ha querido; he visto las obras de arte anónimas que en cada atardecer se dibujan, pero no he visto la firma, ni he recibido una respuesta de un Dios que castiga y que en mi ciencia, sigo cuestionando…

La voz se me ha cansado de gritar que se pare la guerra, que las heridas de mi cuerpo duelen cada vez más; se me han cansado las manos de alzar este estandarte que ruega un mundo mejor, donde los hermanos no sean solo los de sangre, y las sonrisas no sólo sean la máscara que se va resquebrajando con cada amanecer…

Los brazos se cansaron de tratar de retener inútilmente a la felicidad, la muerte se me ha cansado de bailar con ella, pero no terminar de besarla…

Se ha cansado la lluvia de no encontrar mi emoción sobre los charcos, bajo las gotas, las nubes y los truenos…

Mi mano se ha cansado se escribir versos de dolor, letras que entre líneas ruegan una caricia de la felicidad; la tinta se ha agotado tratando de describir lo que no se puede decir, lo que ni siquiera se sentir; y el papel se me ha arrugado de tantas lágrimas recibidas, de tanta tristeza depositada…

Ya me cansé de sonreírle al amor, cuando lo que ha hecho es destrozar las esperanzas de un futuro color miel…

Mi infancia se ha cansado de esperar a que la inocencia regrese a desempolvar estos recuerdos, esta sonrisa llena de travesuras y alegrías que regalar; me cansé de esperar bajo la noche estrellada ese beso que en mi infancia se ha quedado, el que ahuyentaba cualquier pesar…

Los sueños se han cansado de esperar a que despierte, se han deshecho en la inconciencia de mi felicidad…

Se me ha cansado el corazón de latir sin amor, de sangrar por la cicatriz; y sin embargo, mañana abriré los ojos y una sonrisa iluminará la imagen en el espejo, alegrará a los corazones que se crucen en mi caminar y tendré ganas nuevas, hasta que la luna vuelva a llegar con su soledad y me susurre al oído, recordándome mi soledad…

Chantal

domingo, 25 de octubre de 2009

La vida junto a ti


Aquí estoy, una vez más, riéndome de mis versos, llorando de las verdades que hoy se convierten en mentira…

Me siento en una oscura esquina, con la frente cabizbaja y la mirada perdida, mientras él llega con una caricia para mis cicatrices y yo lo rechazo con una sonrisa de dolor…

El trata de besar las llagas donde los gusanos aún cavan la herida del anhelo, de la nostalgia, y yo no tengo el beso que corresponda a su latir; lo quiero cerca, pero lo alejo por temor, un temor ilógico que alguien más dejó en mi, y aunque mi razón entiende que él puede no ser igual, mi corazón sigue rechazando la felicidad que un día perdió por una tristeza proporcionalmente mayor…

He pintado mis sueños de otros cielos, y el pincel se ha agotado, hoy no quiero pintar la sonrisa que después se destiña con las lágrimas…

He escrito en el cielo que nadie me volverá a lastimar, que el corazón se ha cerrado para siempre por reparación, se me han acabado las nubes jurando que jamás volveré a amar; el mar ha secado la pluma con la que escribo porque se ha vuelto poca tinta y cuando la felicidad deshabitó al corazón, lloré las lágrimas que hoy escriben esta esperanza de poderme proteger…

Y es por eso que hoy, estoy deseando tanto un abrazo que me permita sentir el calor de sus besos, pero el miedo me llena los ojos y las manos se esconden tras la razón; esta noche entenderé si el silencio domina sobre tus palabras, entenderé si tu camino te lleva lejos de mi, pero solo te pido que escuches lo que mi corazón está latiendo, el ruego que está gritando…

Y entonces, puedo planear en un segundo toda una vida, puedo ilusionarme cuando tú, quizá, ni siquiera te has fijado en lo que mi mirada expresa; y sí, un día prometí amar a alguien que mis labios han olvidado, y también prometí que jamás volvería a sentir esto que me revuelve el estómago y me hace sudar frío, y aquí estoy una vez más, tragándome las palabras para disimular, llenando las letras de pretextos, de excusas que me permitan romper a la última promesa que ya no quiero cumplir…

Hoy quisiera que te volvieras la razón que haga que el suspiro aniquile la lágrima, que el cuerpo gane la fuerza que había perdido; mi cuerpo hoy está extrañando el susurro de la caricia que me hace estremecer; tengo razones para quedarme aquí, para no irme, y seguir cultivando estos besos que cada día me dan más sed, estos besos que aún no he probado pero que mi imaginación sabe cada movimiento de tus labios…

Quiero que me susurres lo que yo ya estoy sintiendo, quiero que tu alma y la mía latan al mismo ritmo; no logro ver llegar el momento donde tú y yo estemos juntos, y tengamos juntos momentos que se han perdido en el tiempo…

Sí, te confieso que muero de miedo, que mis manos tiemblan, y mi corazón está tratando de protegerse, pero ya ha caído en la trampa, y hoy quiero decirte que si voy a sufrir no importa, pero quisiera probar a lo que sabe la vida junto a ti…

Chantal

miércoles, 21 de octubre de 2009

No queda más


Hoy, no queda más que descubrir el pantano en el que nos hundimos; descubrir, en una lágrima que nosotros podemos crear el paraíso donde vivan nuestras ilusiones, donde el hada de nuestra infancia siga revoloteando nuestras quimeras y no las deje dormir…

No queda más que sonreír ante el fracaso, sonreír ante el miedo y olvidar que las rodillas sirven para hincarse; solo queda tomar al corazón como espejo de un pasado olvidado; queda rozar los recuerdos de amor, que siguen a flor de piel…

Hoy no queda más que aniquilar al juicio que no te ha dejado desprender las alas y volar hacia la estrella que guía tu camino; solo queda secar el océano que hemos derramado y quemar los recuerdos que un día nos hicieron vibrar…

Hoy podemos correr de la luna al corazón y darnos cuenta que la felicidad siempre estuvo dentro, que todo el frío que sentiste en las noches, no fue más que una falta de abrazo de alguien que quizá estaba frente a ti…

Este día, no queda más que levantarnos de la apatía y aprender a confiar; mantener los viejos amigos y crear nuevos; besar labios desconocidos para nuestra boca y suturar las heridas que sigan sangrando; hoy no queda más que descubrir que la locura es parte de nuestra conciencia, y descubrir que la realidad es la que tu percibas, así que la grandeza de tu alma, dependerá por siempre de ti…

Chantal

jueves, 15 de octubre de 2009

Jurando...



Pierdo la mirada entre la multitud, el corazón late con más fuerza, mientras mis labios tiemblan; enmudezco con mil palabras en mi mente, el mundo se me cae a lágrimas y no te encuentro, no logro distinguir tu rostro de entre cientos de ojos que me miran al pasar…

El día que mis manos encuentren tu piel de seda, juro que detendré el tiempo; mataré a la rosa que me ha estado espinando, que ha sangrado al corazón y daré vida entre mis manos al aroma placentero de este amor…

Juraré fidelidad y vestiré a tu cuerpo de besos, desnudaré los juicios que puedan matarnos y te prometeré las estrellas que quizá no pueda adornarte en sueños, pero déjame pintarme de eternidad para ser el suelo que acompañe tus pasos, para ser el cielo que cuide tu luz; permíteme escribir una historia con matices, donde tú y yo seamos los protagonistas y siempre queden en espera dos puntos suspensivos que nos permitan continuar siendo felices, donde las lágrimas van a ser el esclavo que abandone su cárcel húmeda para dar cabida al sentimiento que Romeo y Julieta solo pudieron rozar…

Quizá deje de cumplir juramentos que el corazón convirtió en poesía, que los latidos susurraron a tu oído, pero entonces, déjame hacerte mío en un suspiro y perdóname; porque puedo mentirte diciendo que moveré la montaña que ocupe tu camino y no hacer más que destruir el hormiguero que podría picotear tus ganas de seguir…

No te engañaré fingiendo que todo va a estar bien, porque tal vez, un día mi sonrisa apague mis ganas de vivir y el maquillaje inunde mi rostro de pesar; la máscara se haga añicos y puedas ver al corazón agonizando de tedio, muriendo de olvido; pero puedo cumplir la promesa de que seguiré luchando por no poner punto final a la melodía que me hace vibrar, al deseo que me hace bailar…

Juro, que el día que te conozca, mi piel olvidará el roce que algún día la hizo estremecer; juro que la conciencia será el látigo que haga olvidar a esta puta quimera de siquiera conocer lo que Adán y Eva perdieron en un engaño…

Juraré besarte mientras Morfeo te arrulle entre las nubes, juraré amarte mientras explicas a Dios por qué cada noche muero entre tus brazos; mentiré al cielo diciendo que tu no estás aquí, que no has venido y que el sollozo es de perder lo que no tuve, pero tu no abras esos labios que han de ser míos, no emitas sonido alguno para que no descubran que tu cuerpo ahora me pertenece…

Ven, sonríeme con un poco de picardía, mírame con coqueteo, que mis manos sabrán acariciarte y mi corazón te reconocerá; puedes presentarte como el hombre que he esperado, como el amor que no había conocido, o como el alma que hará a la mía soplar la neblina que no me dejaba ver, estrellar la noche oscura, sin latidos, sin sueños, sin sentimientos; déjame que mire la luna junto a ti, deja que mis brazos se conviertan en la cuna que duerma tus ganas de irte; déjame tan solo conocerte, que no creo que la vida esté tan enojada conmigo para esconderte de mi, de nuestra felicidad…

Juro que ansío el día en el que el corazón te declame la espera inagotable, los besos insaciables en busca de ti, las caricias que no me hacían estremecer, y así, jurando, déjame seguirte buscando, seguiré con la mirada perdida hasta que encuentre los ojos que quiero ver por toda la eternidad; jurando un amor que quizá no dure toda la vida, déjame regalártela para estar por siempre contigo; jurando tantas cosas, juraré que el día que te encuentre, no vas a recordar otros nombres, no vas a ansiar otros cuerpos, no vas a buscar otras caricias, porque mis dedos ruegan conocerte, mi cabello implora tus caricias y mis labios tus besos, este sendero me lleva a ti y tú no querrás irte de mi…

Chantal

miércoles, 14 de octubre de 2009

Ensayo sobre tu ausencia


No he podido soñar desde que tu pelo se alejó de mi almohada, no he logrado hacer que mis lágrimas se conviertan en poesía, me he dedicado a sostener el puñal en mi corazón, a mantenerlo bien adentro para no dejarlo sangrar, pero no he dejado que la herida cicatrice…

Te he besado aún, en la quimera de seguir junto a ti, y yo se que cada caricia mía que ha recibido el aire, tú la has sentido; se que cada beso que he dado a otros hombres ha rozado tus labios, porque sé que en tus sueños sigo siendo yo la mujer que tus manos recorren…

El dolor me hizo alejarte, pero el orgullo no le dejó espacio a la felicidad, y descubrí tarde que tú eres el único hombre que quiero que roce mi deseo; y lograrás darte cuenta que soy yo quien sigue apareciendo en las noches junto a tu cama, que no has podido olvidarme y que ya no ves las estrellas que veías cuando tenías mi vientre sudado entre tu cuerpo…

He querido llorar, dejar todo a un lado y no estar más, pero siempre es tu recuerdo el que me regresa al infierno que he llamado vida; he querido ir a buscarte y besarte como muchas veces antes lo hice, abrazarte tan fuerte que los latidos de tu corazón dibujen la cara de la luna que me haría sonreír de nuevo; sostener de nuevo tus manos entre las mías, hasta que el frío se vaya de esta alma…

Oh!, amor mío, no quiero esta noche ir a dormir, no quiero que me cobije la soledad, ni que me arrulle el llanto en el que me ahogo; esta noche quisiera tenerte un segundo y que ese segundo se convirtiera es la eternidad en la que quiero vivir; hoy quisiera estar
junto a ti y gritar que mi amor es mucho y que el orgullo he logrado ahogarlo entre tanto extrañarte…

Chantal

martes, 6 de octubre de 2009

Acerca de un lugar maravilloso... llamado Teapa



El pueblo que me vio crecer, quizá hoy siga siendo el mismo, con nuevas infancias, con viejas añoranzas. Sus calles mantienen los añejos recuerdos de una inocencia empolvada, se pinta diario del sol que acompañaba mis sueños de seguir siendo niña…

Los escondites más recónditos son hoy el laberinto que mi mente sigue desmarañando; los amigos han crecido y mi pueblo sigue escondiendo el secreto que por siempre he de guardar…

Hoy, después de varios años de anhelo, las lágrimas me recuerdan ese lugar mágico, que en sueño sigo extrañando; los ríos no han dejado de cantar su serenata para que, cuando estos pasos puedan volver, pueda reconocer el camino al hogar en el que el corazón siga habitando…

Mi muñeca sigue estando en la pared, ahora medio borrada por el dolor que me ha causado crecer; los kilómetros de distancia han hecho que vaya olvidando las blancas mariposas que en mi estómago revoloteaban ante la presencia del primer amor…

Las lunas de Octubre, que en el río Teapa se reflejaban, siguen siendo las protagonistas de mis mejores inspiraciones; y el corazón sigue latiendo al ritmo con que el choco baila su zapateado…

Cuando cierro los ojos, aún puedo ver la pícara sonrisa de ese primer amigo que hoy me sigue llenando de alegrías, los juegos y las travesuras que se fueron olvidando; puedo aún recordar las vergüenzas y las maldades que la infancia traumó en mi ser…

Cada noche, cuando la conciencia duerme, vuelvo a ser esa niña con ilusiones y sueños, llena de amor y felicidad; esa niña que hoy el tiempo ha traicionado; esa niña que se aferra por recordar los viejos salones del colegio en la calle principal…

Diario declamo una poesía no inventada para retener los recuerdos de ese lugar maravilloso que vio mis últimas gotas de paz, esas gotas que mojaban mi cabello con su lluvia; ese pueblo en progreso, lleno de historias místicas, lleno de historias de amor y desamor…

Aún mantengo a flor de piel, esos recuerdos de cuando mi familia se podía pronunciar en singular; las visitas tan esperadas de los abuelos, y los sábados de Gloria, que terminaban en sonrisas y charcos de alegrías…

¿Cómo olvidar las emociones que mi pueblo me regaló? Esos regaños que hoy me hacen sonreír, y los chaneques que un día protagonizaron mis peores pesadillas. ¿Cómo olvidar…? Tengo tantos recuerdos que la pluma se traba al tratar de escribir, las palabras se esconden detrás de otras, porque mi mano no logra igualar la velocidad con la que se me llena de ayeres el presente…

Sigo añorando el día en que pueda volver al sudor que mi piel ya no siente, al calor que solo estando en esa memoria puedo recordar…

La sonrisa se me vuelve a llenar de fantasías, vuelvo a soñar con el jardín de niños y el cocodrilo que nunca habitó en la cisterna; la música que Jadde entonaba ante los conmocionados pubertos que coreaban al son de las hormonas…

Y así transcurrió mi niñez, entre recuerdos, y negocios infantiles de pollos asesinados, entre patines y alumnos de pintura que se mezclaban con el sudor, las serpientes, los toloques y las leyendas dignas del pueblo de mis pañales…

¡Ah! Que hermosa madrugada, donde los recuerdos envuelven al insomnio; donde las remembranzas me mantienen despierta, tratando de poner en palabras las sensaciones que no se pueden describir; intentando contar las letras de un sin fin de vivencias que de pronto vienen a mi mente…

Y aquí sigo, entristecida por ese pueblo que me vio crecer y me acunó con su canción, ese pueblo del que yo tuve que alejarme, y que diario, mientras sueño, emprendo los pasos para recorrer la distancia que me separan de ti, Teapa de mis recuerdos…


Chantal

sábado, 3 de octubre de 2009

Con tu nombre entre líneas...

Han pasado muchas vidas desde que prometí amarte toda la eternidad, han pasado muchos labios desde que te juré fidelidad, pero también toma en cuenta que han pasado muchas lágrimas desde que, diciendo adiós rompiste cada promesa que habías susurrado a mi oído cuando hacías que mi cuerpo se excitara y te regalara una caricia por cada beso eterno que recorría mi cuerpo deseoso de ti…

Puedo suponer que las preguntas invaden tu cuerpo, así como una vez lo hizo mi sudor; pero las respuestas están en ti, porque yo ya olvidé todas las razones que me hacían amarte, yo ya borré cada sonrisa que mi reflejo en el espejo me lograba engañar; puedes hacerme miles de preguntas, y puedo jurarte y cumplir que no tendré ninguna respuesta, porque es el corazón el que debería contestar, y entonces, por lógica, tu podrías responder por los dos, porque el día que estábamos sentados en el parque, bajo la sombra de un árbol y me mataste con tu adiós, te llevaste mi corazón y el tuyo que lo arrebataste de mi amor; así que, contéstame: ¿por qué rompiste a la promesa de amarme, de estar conmigo para siempre, de no alejarte de mi, de crear un vida juntos llena de felicidad?

Te cansaste de escuchar que eras el hombre de mi vida, que sin ti nada quedaba, que sin ti todo sobraba, y creo que, después de todas las mentiras que dicen que ya no te extraño, sigue siendo cierto; hoy ya no revolotea mi estómago al pensar en tu nombre, al pensar en tu sonrisa, al pensar en tu mirada después de hacerme el amor, al recordar la caricia en mi cintura mientras besabas mi cuello sediento de tus labios, pero siempre serás el único, el que me enseñó lo que es el verdadero amor…

Te propuse ser amantes toda la vida, porque el amor en la mirada seguía habitando, y tu en cambio dudaste y rompiste aún más el corazón que te había perdonado; pude haber esperado toda una vida por ti, y hoy, al romper todas las fotografías y quemar cada recuerdo, me doy cuenta que era cierto lo que todos decían, que no valías nada y que no me merecías, pero ¿qué carajos importaba, si tú tenías mi corazón? No supiste valorar el amor que un día te di, y te fuiste, dejándome herida, sola, muerta…

Porque hoy, no permito a mi conciencia pensar en ti, no permito a mi inconciencia soñar contigo, me he prohibido a diario recordarte, pero cada noche tiemblo, aterrorizada porque pueda olvidarte…

Al fin encontré el abismo de la tristeza que me hace olvidarte, hallé donde tirar tu recuerdo y volver hacia la felicidad; encontré cómo lograr que tu presencia inventada por la necesidad de que estés aquí, no sea más el puñal que me sigue lastimando, sino que seas sólo un momento que pasó, un instante que se acabó…

Hoy, esta noche, con la luna como único testigo y las gotas de lluvia como únicas compañeras, te declamaré un último juramento: éstas son las últimas letras que escribo con tu nombre entre líneas, ésta es la última noche que abrazo a la almohada y cierro los ojos con fuerza para obligar a mi imaginación a que te abrace, a que sienta tu aliento recorrer mi ser…

Así que, si un día nos encontramos, por favor, no me pidas que te recuerde, porque hoy tus fotografías se han vuelto cenizas y la pasión fue el fuego que mis lágrimas ya apagaron, tus cartas son el humo que a mis ojos ya quemaron; y atención, porque esta última poesía será el recuerdo que quedará en ti de mí, porque donde hubo fuego, las cenizas mojé con otro cuerpo y tu recuerdo olvidé de tanto anhelo…

Chantal

Revolución

Este sentimiento no me deja morir, mi corazón logra mantener viva la poca esperanza que queda en mi alma muerta, la fe que aún tengo en la sonrisa de los hombres, en el mirar sombrío que con cada lágrima derramada muestran un poco de amor; mi estrella sigue iluminando el camino y no tengo duda que conduce a la paz social…

La suave seda que cubre la boca de los oprimidos, es aquella que los valientes se atreven a alzar como estandarte, aquellos que no se callan y gritan a su dios que este no puede ser el final del amor, que las lágrimas que hoy derraman no pueden ser las últimas gotas de hermandad; no me atrevo a aceptar que este líquido salado que sale de mis ojos es sinónimo de una conformidad con las guerras, con el desamor; no me verán doblegarme, pues mientras tenga vida no alabaré a nada mas que a mis creencias; mientras este corazón sostenga el último suspiro, no permitiré que la sangre se evapore y mi voz se calle, seguiré luchando en la eterna revolución por una paz, por una humanidad un poco más humana…

No lograrán que mi corazón espinado siga con estas heridas, ellas cicatrizarán y mi sonrisa tendrá un nuevo matiz, un matiz que me permitirá seguir hasta el final, donde la hermandad no distinga entre razas y los niños no dejen de sonreír por un juguete o un bocado, donde un viejo no tenga que enterrar a un hijo mientras este vive porque el odio ha cavado la tumba, un mundo en el que los abrazos sean gratis y las sonrisas sean un acto cotidiano; donde el amor no se base en el sexo, sino en una eterna unión más allá de lo espiritual…

Mi madre un día me dijo que el corazón es débil como las burbujas con que jugaba, pero tan fuerte como el diamante más resistente, podía aguantar cualquier golpe y también hacer heridas mortales, pero yo más bien crecí creyendo en él como un arma de guerra, un arma que puede dominar con un solo latir y que puede crear un estado de paz ganando así la batalla…

El mundo se cae poco a poco a pedazos, y yo sigo con este beso en los labios, este beso que quisiera darle a cada niño, pero es que están muy ocupados jugando a ser piratas, jugando a ser soldados; esta tristeza que hoy me inunda es por que no existe una palabra de aliento para el sufrimiento de tu vecino y una caricia para apoyar a los guerreros de esta revolución, una revolución infinita, que nuestros ancestros empezaron y nosotros no hemos podido acabar, una revolución que no sufre de heridas de guerra, sino de heridas mortales hechas con el filo de la palabra maldita…

La oscuridad que dejan mis hermanos al apagar la estrella de sus sueños, esconde el camino que debo seguir; la noche es tan fría, la vida es tan oscura que quisiera que existiera un mundo menos vacío donde yo pudiera gritar lo que pienso sin tener que terminar en la hoguera; desearía que no existieran los juicios ni las clases sociales y poder regalar un abrazo sin tener que ser juzgada ni señalada…

Desearía no tapar mi rostro en señal de vergüenza, porque de nuevo, el odio ha invadido hasta el lugar más escondido; quisiera gritar a los cuatro vientos que los amigos deberían ser para siempre y no traicionar jamás; no entendemos que el amor es principio y fin, sin necesitar de un Todo poderoso que lo recuerde; me avergüenzo porque la imagen que tiene el espejo de mi, es igual a todos los que matan, los que roban, los que no son fieles…

Mi corazón se va acabando la poca energía que le queda y este mundo sigue igual, los grandes pensadores, las grandes mentes y los grandes héroes que intentaron recuperar un poco de amor de esta fría humanidad le han fallado a Cupido, todos sus soldados hemos caído, uno por uno, mientras la maldad sigue su reinado, y entonces, yo sigo llorando porque mis hijos y mis nietos van a saber solo de odio y desesperación, donde las lágrimas de felicidad se van a haber extinguido…

Es tiempo de una revolución donde el corazón sea nuestro escudo y un abrazo el arma mas mortal, es hora de una revolución donde los niños sigan participando pero con su inocencia y su risa, con su fe en la humanidad y sus héroes, donde los niños sean considerados los verdaderos maestros y nos enseñen a recordar que un charco puede ser un océano o que un país es un hogar; sueño con el día donde los niños sean niños, y los adultos jueguen a ser niños, donde una flor no se marchite y un beso no se acabe…

No necesito un televisor ni una radio, no necesito un periódico ni una revista amarillista, no necesito a los medios de comunicación para saber que el hombre se está comiendo a su propia raza, no necesito saber de esto para derramar una lágrima por cada corazón carcomido, no necesito escuchar las desdichas para censurar una sonrisa, no necesito escuchar historias en clase para saber que mis hermanos caen rendidos, caen muertos de tristeza…

La humanidad necesita un cambio, la humanidad necesita un rocío de armonía y un mar de caricias, la humanidad necesita que esta guerra no termine hasta que el amor gane, la humanidad necesita guerreros que crean que no todo está acabado, necesita gente que vea un futuro positivo a este bosque olvidado; necesito quien siga alimentando esta esperanza que me hace creer que la utopía no tiene porque ser eterna, que la fantasía puede también ser realidad y que el mundo se va a unir en una ‘pangea’ espiritual…



Chantal

viernes, 2 de octubre de 2009

 
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