El amigo de mi inocencia


Observo a la luna bajo un cielo distinto, sin estrellas que iluminen mis pasos, faltante de la inocencia que me hacía ver los sueños convertidos en hadas, las lágrimas convertidas en lluvia…

El firmamento se va llenando de nubes, obstáculos que antes me parecían agradables algodones en espera de que creciera para ser tomados; el sol se va tornando fastidioso y antes era el eterno amigo de rayos amarillos que me llenaba los ojos de felicidad; hoy, al ver al sol entrar como cada día tras las pestañas, se me va llenando la mente de recuerdos, los recuerdos de melancolía…

De pronto, al abrir los ojos, veo un panorama conocido, pero olvidado, pareciera que la niña que un día dominó en mi, me regaló un instante sublime y se dedicó a pegar todas las fotografías en orden hasta lograr un espacio, un tiempo que me hace sentir, que me hace suspirar…

Los pequeños detalles se van volviendo fastidiosos, esas circunstancia que siempre le prometí a mi corazón que no me afectarían, que seguiría apreciando el cruce de un perro, el vuelo de una mariposa o el polen de una flor; pero conforme me acerco más a la muerte, me olvido más de la vida; que el primer amigo, sigue siendo el amigo que mis sueños entienden como definición de cariño; ese amigo que me enseñó a disfrutar las pequeñas caricias, ese amigo que me enseñó a secar las lágrimas con sonrisas y me enseñó el verdadero valor de una amistad; un amigo que siempre será el primero, pero jamás el último; un amigo que mi recuerdo ha tratado de abrazar a la esperanza, que ha tratado de aferrarse al recuerdo, porque los años y los kilómetros han borrado las fotografías y han silenciado su risa…

La conciencia me obliga a revelar este vergonzoso secreto, mientras que sello mis labios, obligándome a callar; es entonces cuando mis manos se disponen a confesar este martirio, que todos sabían, pero yo no aceptaba, esta infidelidad que me ha forzado a esconderme del eterno niño; sí, amigo, perdón, pero le he sido infiel a la inocencia, traté de retenerla, pero la maldad sedujo a mi corazón…

Hoy, con la cara tapada de vergüenza, te confieso que he dejado de creer en el cielo, ya no creo en los cuentos de hadas ni en los finales felices que nos hacían reír; he empezado a creer en las lágrimas y el sufrimiento; cobardemente, con los ojos inundados y la frente cabizbaja, te digo que hubo días en las que soñé que volvíamos a jugar, y noches en donde olvidaba tu existencia, pero siempre tuviste mi amor, siempre tuviste el corazón que fingía regalar, cuando ambos sabíamos que era tuyo, mi fiel amigo…

Algunas noches, mientras callo, puedo escuchar la canción que el río diario entonaba para que el juego no se lo llevara la corriente, para mantener viva la sonrisa de mis ojos…

La inocencia perdida que un día tus ojos me regalaban, hoy se han vuelto la dulce seda que venda mis ojos; los juegos, son hoy el recuerdo que mantiene vivo el latido; y el adiós infantil que un día aniquiló mis pequeñas manos, hoy es la fuerza de la experiencia, la sonrisa disfrazada que me enseñó demasiado acerca de esto que llamamos vivir…

Hoy he encontrado la inocencia del pasado, la inocencia que un día tus travesuras me regalaron, que tu sonrisa borró la injusta tristeza infantil; mi pasado hoy es la mariposa que tristemente voló, dejando el capullo donde nacían las chiquilladas, roto y desgarrado…

En sueños, seguía recordando la paz que tus ojos un día me brindaron; el olor a lluvia me trae recuerdos de cuando nuestras manos tentaban a la inocencia; sigo siendo esa niña que desea jurarte, abrazados, eternas locuras que reprimí en el intento de crecer, en un intento fallido de poder madurar; quiero volver a ser la inocencia de la vida, la ingenuidad del despertar; quiero que me creas, que sigo siendo la niña que quiere jurarte abrazarte cada lágrima que no quieras derramar, cada sonrisa que se vuelva la máscara que quieras vestir…

Hoy se, que la amistad se escribe con tu nombre, la belleza se explica con tu mirada, las estrellas habitan en tus labios declamando la poesía que tu sonrisa susurra; hoy se que mi definición de amigo no la puedo encontrar en un diccionario, o en la vida diaria, porque el ejemplo de amigo lo tomo contigo…

Por eso, hoy que tu mirada vuelve a mi vida, ayúdame a recordar lo que he olvidado; mantén sutil a la niña para que siga viva la inocencia que quiere abrazar los sueños que no has podido despertar; sigamos jugando a ser adultos, pero mantengamos a flor de piel aquella inocente sonrisa infantil que pretende pintarse de malicia…

Y así, llega otra vez el amigo que me enseñó a sonreír, y me devuelve la esperanza de un pasado más presente; vuelve el amigo que en sueños seguía añorando, y las lágrimas seguían tiñendo el presente de su aroma, de sus recuerdos…

Hoy, regresa a mi el amigo que toda la vida he querido junto a mi, y que la inocencia hoy lo vuelve a acoger en mi vida…

Chantal

sábado, 28 de noviembre de 2009

A mi hermana



El silencioso ruido de la noche me sigue gritando que estamos solos; el constante goteo de la lluvia sobre mi cabeza me sigue diciendo que siempre hay gente a nuestro lado; voy escuchando como el corazón late y me va susurrando que no importa que tan solos estemos, siempre existirá un ángel junto a nosotros, un hermano, un amigo disfrazado de la misma sangre; porque no importa que tan sola me sienta, siempre existes tu junto a mi…

Amiga, tú siempre estás cuando más necesito de un oído, de una palabra o incluso del silencio; no importa que tan negro esté el cielo, siempre encuentras mi mano para no dejarme caer, e iluminas mi camino para reanudar mis pasos; siempre sabes qué decir cuando a la vida se le han acabado las poesías que recitarme, y encuentras la sonrisa perfecta para acallar mis lágrimas…

Cuando mi vida se ha llenado de maleza y odio, siempre me ayudas a encontrar el sol oculto, siempre me demuestras que detrás de cada imperfección existe la belleza; me permites llorar cuando mi garganta ha cesado de gritar, pero después devuelves al corazón una brisa de esperanza por un mundo infestado de paz…

No importa si mis ojos se han cegado o mis pasos se han caído, no importa si mis palabras he callado o la esperanza se ha esfumado, se que siempre vendrás y me ayudarás a sonreír y a no dejarme morir…

Así que, hermana, déjame ser esa amiga disfrazada, la que baila de cabeza por verte esbozar una pequeña sonrisa; déjame ser la amiga disfrazada de hermana que por hacer que tus lágrimas cesen, toma una estrella y la pone en tu corazón; no importa que tanto se esté cayendo el cielo a gotas, siempre existirá el arco iris…

Déjame ser esa amiga que todos los días se disfraza de tu misma sangre para poder ser tu hermana, para poder decir te quiero y poder espantar a las pesadillas que te acosen; déjame sólo ser tu hermana y decirte que en mí puedes encontrar a la persona que te apoyará incondicionalmente sin importar la distancia, o la situación en la que me encuentre…

Nada más déjame ser la hermana del ángel que siempre anima a mi corazón…

Chantal

Pueden quemar mil veces mis alas...


Hoy inicia un sueño, hoy muere una desilusión; hoy perecen las lágrimas, hoy nace la sonrisa que ha de dejarme sobrevivir en este mundo que se cae a pedazos, entre mentiras, hipocresías y traiciones…

Hoy he abierto los ojos, he decidido despertar para hacer realidad el sueño que me permita vivir, he decidido vivir mi vida como siempre lo soñé, como nadie quiere ver, como todos quieren criticar…

Y no me importa, pueden quemar mil veces mis alas, pero seguiré emprendiendo el vuelo, porque los sueños que ayer dormí, esta noche despertaré para hacerlos realidad; pueden hurgar en la herida en carne viva, porque los golpes que las caídas me han dejado, hoy no son más que cicatrices que tienen el dolor del recuerdo, la dicha de la enseñanza, el placer de saberme hoy en pie…

Los pensamientos habían echado raíces en la mente, los pasos se habían sentado y los sueños un día apagaron mi estrella, pero he secado los ojos y he desamarrado las manos; he descubierto la manera de estar, pero sin estar, de sonreír, aún sin sentir felicidad; de cumplir mis sueños, aún después de haber dormido…

Por eso hoy, pueden quemar mil veces mis alas, pero me las seguiré ingeniando para zurcirlas y no dejar de emprender el vuelo que me lleve a cumplir mis sueños…

Chantal

viernes, 27 de noviembre de 2009

Y aquí me quedo yo...

Y aquí me quedo yo, una vez más, mirando el mar, hasta que llegues a desarmarme con un beso y me quites el aliento de los versos…

Las hojas que un día el viento meció para que acariciaran tu cuerpo, hoy son el papel que va cortando la sonrisa, que va grabando estas letras que me desgarran el corazón; la tinta que va declamando tus besos, va agotando los latidos, y cada suspiro es el abrazo que ha quedado vacío, el susurro que ha silenciado las lágrimas…

Mientras acaricias mi espalda, yo sostengo la palabra en este beso que muerdo, tu mirada congela el latir de las caricias; la tina donde bañamos nuestros deseos, hoy ha preguntado por tu cuerpo; la cama donde planeamos el futuro en las estrellas, hoy ha preguntado por tus sueños…

Y se me está saliendo de las manos, estoy perdiendo el control, el amor no puede volver a herir el cicatrizado corazón, un amor que ya se acabó, un amor que ya no desgarra las venas de traición…

Y sí, aquí me quedo, una vez más, mirando el mar hasta la eternidad, porque se que ya no llegarás, se que no volverás a la felicidad que finges tener con alguien más…

Y aquí me quedaré yo, fingiendo también amar a alguien que no se parece a ti; adiós amor, que mientras tu te vas, aquí me quedo yo, cuidando el lugar donde nos amamos, escribiendo sobre el suelo donde nos deseamos…

Sí, mi amor, aquí me quedo yo, a esperar tu regreso en otra vida, a esperar a que la luna termine de cubrir esta oscuridad, en la que yo pueda olvidarte una noche más…

Chantal

El vals de la tristeza

A tí, Maruquita...


Hoy me desperté con lágrimas en los ojos, sin querer levantarme de esta tristeza; no se aún que contestarle al corazón cuando pregunta por ti, después de tantos años no he encontrado las respuestas que puedan a mi corazón recordar el latir que tú un día le enseñaste, esa melodía cargada de felicidad en sus notas…

Hoy no he querido abrir los ojos, porque solo pensar me hace recordar que tú no los has abierto desde hace tantos años, y la herida vuelve a llorar; ese recuerdo infantil se hace tan vívido y el dolor vuelve a despertar el recuerdo de la caricia de tu mano sobre mi cabello…

Y es cierto, no puedo mentirte: que he crecido, es cierto; que he olvidado tantos momentos juntas, también es cierto, pero bien sabes que no se le puede exigir tanto a una memoria que se está estrenando; porque tu abandono fue la primera mancha en esta sonrisa pura, que no sabía aún de tristezas, y aún así, te recuerdo como lo más dulce que mi niñez probó, no entendía porque te ibas y hoy sigo preguntándolo, y cada noche, cuando mis ojos están a punto de dormir y puedo liberarme de todas las preocupaciones que tengo al fingir ser adulta, puedo alejar a la conciencia y volver a rogar al cielo que me preste un segundo más al ángel que cuida de mi, que me permita estar un segundo más junto a ti, para peinar tu blanquecino cabello y poder volver a contar tus arrugas llenas de bondad…

Vuelvo a implorar, con los ojos cansados de llorar, que me preste un instante más dentro de esta fría eternidad, para que tus pasos muestren a los míos como bailar…

Y aquí me encuentro, buscando la pista donde he de bailar con esta muerte ladina, este maldito vals de la tristeza que hoy me retorna a mis seis años, cuando empecé a descubrir la crueldad que la vida maquilla en la belleza de sus atardeceres, en la melodía del río que llenaba mi inocencia de sueños e ilusiones…

Y aquí estoy, temblando por un recuerdo, con el corazón acelerado porque te busca, porque lleva quince años buscándote y no te ha logrado hallar; porque he visto las fotos y he querido volverlas a hacer realidad, cuando mi beso le devolvía un poco de la ilusión que habías olvidado en tu caminar por esta dura vida…

Y aquí me mantengo, con esta lágrima recorriendo mi mejilla, y esta tristeza a flor de piel; y mientras, sigo intentando bailar este tonto vals, sigo declamando súplicas que me puedan llevar hasta donde tú estás…

Quisiera, aunque sea en sueños, volver a la seguridad que tu abrazo me brindaba, volver a inventar la vida para intentar retenerte más tiempo junto a mí…

Porque no me diste la oportunidad de abrazarte un último momento, y en el adiós, poderte decir lo mucho que te quiero y la falta que me ibas a hacer en el transcurso de mi vida; tuviste prisa por apagar los latidos de tu corazón, sin importar que eran el compás que a mis pies gustaban bailar…

Y mientras voy escribiendo, siento como todo mi cuerpo se eriza, las manos se enfrían a pesar que el sol muestra su mejor sonrisa, y yo no se si estoy obligando a mi imaginación a pintarte junto a mi, o es que realmente has venido a leer el sentimiento que con letras intento describir…

Alzo la mirada para retener las lágrimas que no aguantan más, para tentar a la suerte y ver una estrella fugaz que me deje pedir el deseo que sigas junto a mi; aprieto fuerte las manos para no juzgar a esta vida que te arrebató de mi, a esta tierra que goza de tu presencia, mientras yo te sigo añorando…

Y maldigo al tiempo, porque las épocas de nuestras vidas fueron tan distantes que apenas pudimos rozar a conocernos; te escondiste de esta vida que tanto te necesitaba, escondiste tu risa de mi tristeza, y entonces ya no iluminas mi día como muchas veces lo hiciste…

Esta inocencia sigue preguntando por ti, porque mantiene viva la esperanza de que esta noche, en el filo entre dormir y despertar, pueda volver a ser esa niña que protegías y alimentabas con tu amor; sí, porque han pasado quince años y no he logrado secar estos ojos que desesperados buscan tu mirar…

Y podría seguir bailando este vals de la tristeza que me deje seguir tus pasos, podría seducir a esta muerte para que me cuente de ti, pero seguiría sin saber que contestar al corazón cuando pregunta por ti, continuaría en esta oscuridad a tientas, buscando de nuevo tu abrazo, escribiendo un sentimiento que no puedo ni describir, porque te sigo extrañando y así seguirá hasta que mi cuerpo encuentre tus brazos y mi cabello tu caricia…

Chantal

viernes, 13 de noviembre de 2009

 
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